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Razón número 7: Como el agua y el aceite
Fue algo tácito desde mi llegada al mundo el hecho de que yo no era convencional. Una de las primeras cosas que lo demostró fue mi carácter tan dócil, adorable, “y pasivamente agresivo”, habrían dicho algunos. Para mis padres yo no era tanto un “niño” porque no me gustaba jugar torpe ni a pelear ni nada de esas cosas que…
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Razón número 6: La primera fotografía, la primera obsesión
Recuerdo ese día, estábamos de viaje hacia Mendoza y papá había optado por hacer el recorrido panorámico. Como buen fotógrafo, él nunca salía en las imágenes, así que se le ocurrió darme la cámara y enseñarme a sacar fotografías con luz natural. Fue ahí cuando descubrí una de mis mayores pasiones. Desde ese día comencé a participar de esa costumbre…
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Razón número 5: La academia, un sufrimiento diferente
Se las hago corta, odiaba las danzas. Yo quería tocar la guitarra y ser cantautor (dotes que a futuro podrían haberme sido de mucha utilidad), pero mi papá dijo que no y me inscribió en una academia para aprender folklore. Había un mundo entero de cosas por descubrir y yo encerrado practicando el malambo. ¿Cuánto tiempo estuve ahí? No lo…
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Razón número 4: La escuela primaria, los peores años de mi vida
No me gustaba ir a la escuela, de hecho, la odiaba. Amaba aprender, todavía lo amo, pero detestaba tener que estudiar. Además, no me agradaban mucho mis maestras (¿ya lo había mencionado?), no me comprendían y sentía que por eso tampoco les caía muy bien (pruebas de que la antipatía era mutua). Mi madre había mentido cuando dijo que ellas…
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Razón número 3: “Nada en esta vida es fácil”
Recuerdo mi primer día de escuela de manera bastante horrible, ya que mis padres me abandonaron en un lugar desconocido rodeado de quienes serían mis futuras némesis: las docentes. A medida que crecí, fueron aflorando mis valores de justicia, la sed de que los problemas se resolvieran como debía ser. Por ende, no tenía porqué recibir el mismo castigo que…
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Razón número 2: El niño de la huella completa
Durante mi infancia, las buenas lenguas siguieron hablando bien de mí y cuentan que yo no lloraba ni hacía berrinche. Era un niño bastante tranquilo que se entretenía con juguetes de trapo y disfrutaba de un buen plato de arroz con pollo bien picado. Me gustaba ir al río y nadar, me agradaba la sensación de flotar, no como mi…
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Razón número 1: La direccional averiada
Las buenas lenguas dicen que llegué al mundo con suma facilidad y docilidad, por así decirlo. No le causé grandes problemas a mamá durante el parto, no obstante, ella se la había pasado orando por mí porque durante el segundo trimestre del embarazo tuvo una parálisis. Ella quería que su bebé estuviera bien y pudiera tener una vida normal, así…
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47 razones
Mi vida es común, aunque mis sueños no lo son. La gente normal no decide emprender como forma de vida, la gente normal no decide entregarse al trabajo y no formar una familia. Quizá pensarían que por eso me siento alguien superior, pero no es así. La realidad es que no soy ningún héroe ni ningún genio, tal vez sí…
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Bienvenido a mi blog
¡Bienvenido a mi mundo de letras! Este blog es un rincón especial en el que te comparto las palabras que salen de mi mente acompañadas por lo que dicta mi corazón. Aquí encontrarás un recopilado de mis historias, tanto completas como fragmentos para que las conozcas y puedas echarle un vistazo y saborear mi trabajo (¡quizá hasta termine gustándote!). Amo…