Razón número 43: Mi lado artístico
Lo primero que descubrí fue el lettering, dibujar letras, y cómo podía influir en el desarrollo de una marca. El objetivo era aplicar esos conocimientos para ofrecer los servicios más precisos, no obstante, también me gustó el aspecto artístico del lettering. Quería aprender a hacerlo. De los trazos de letras pasé al de diversos objetos y hasta personas, aunque nunca conseguí que se vieran “vivas”. Aprendí técnicas para pintar con acuarela, acrílico y óleo. Armé estatuillas con arcilla y porcelana fría, como las de Miguel Ángel (las personas no necesariamente debían verse “vivas”).
Ante mí, se abrió un mundo de creatividad del que me había privado por hacerle caso a la gente equivocada, esa gente que te asegura que la vida se trata sencillamente de ir a la escuela, buscar un trabajo, formar una familia y morir al final. Esa gente que parecía no tener sueños ni expectativas que fueran más allá de planear lo que cenarían a la noche. En cambio, yo quería más, siempre quise más, y eso me llevó a conocer mi faceta artística. Me pasé tardes enteras buceando en internet y entonces redescubrí una vez más mi pasión por la fotografía, mi amante prohibida. Finalmente decidí dejar de escuchar a las personas que no debía y regresé con mi primer amor, mi primera obsesión.
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