Razón número 24: El inicio del declive
Sí, al principio estaba explorando mi sexualidad, pero en el fondo también buscaba una conexión especial. Sabía que no debía, por esa promesa, esa maldita promesa de no desviarme de mis estudios, sin embargo, mi soberbia me hizo creer que podía tenerlo todo… Hasta que la vida me hizo ver que sí, aunque no todo junto. Estaba seguro de que por eso la había perdido, pero derrotado confieso que decidí vendarme los ojos y convencerme de que su muerte había sido solo un accidente… “Cosas que pasan”.
Mi mundo se había teñido de negro, como si un manto de melancolía hubiera caído sobre él, pero para mis padres nada había cambiado. Ellos no tenían idea de lo que había sucedido y jamás la tendrían porque yo hice mi duelo en silencio, vistiéndome de luto en las sombras, sin que nadie me viera. No obstante, el cuerpo habla volviéndose casi imposible de callar y cuando los análisis del médico confirmaron colesterol peligrosamente alto, el estrés académico se convirtió en mi chivo expiatorio. En algún libro leí que el colesterol alto significaba falta de comunicación familiar, quizá cosas que me hubiera gustado decir y no dije. No lo sé. Un enguantado experto en nutrición sugirió soja para bajar el colesterol, un tratamiento natural. Sí, suena bonito hasta que se te duplican los dígitos en la balanza y créanme que no es tan fácil deshacerse de ellos. Y aunque al principio le eché la culpa a la universidad, al final sí tuvo mucho arte y parte en mi deteriorado estado de salud, sobre todo cuando papá se enfermó.
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