Mi pequeño
Tú aún tenías la mirada de un niño que no se ha visto envuelto en la oscuridad. Yo ya había caminado en la penumbra casi a ciegas, yo ya había visto la sombra de la muerte cerniéndose sobre mis afectos. Yo ya sabía lo que era perder, yo ya lo sabía porque había tenido la total consciencia sobre ello cuando me sucedió.
Tú, en cambio, eras pequeño, puro y casto, aún corrías por el jardín con tus pies descalzos mientras que los míos estaban vendados por haber caminado entre espinas y brasas ardientes. Tú no conocías el dolor y yo ya era amiga de la devastación. Tú sollozabas con las rodillas raspadas y yo callaba con la mitad del corazón desgarrado.
Fue entonces cuando el destino decidió dejarme en paz y comenzó a atormentarte a ti. Tu mirada se ensombreció y aquel semblante de niño alegre pronto desapareció. Ya no reías como antes ni dormías con la misma calma. Ya no te interesaba hablarme sobre historias fantásticas ni aventuras alocadas, te habías transformado en un hombre nostálgico que apenas sí sonreía para evitar que la curiosidad de la gente lo azorara. Tú te convertiste en un alma herida y yo me volví tu refugio. Tú venías a mí para curarte y que yo te susurrara promesas de un futuro brillante en el que ya no habría oscuridad. Tú confiabas en que yo te devolviera la luz en tus tinieblas y yo ardía con la intensidad de mil soles para que pudieras ver que siempre puede haber un arcoíris después de la tormenta.
2 Comments
Javi
Tu relato realmente me llegó al corazón. Me identifiqué mucho con esa dinámica entre la experiencia de vida. Es como si estuvieras describiendo una parte de mi propia historia. Esa transición de la inocencia a la madurez, especialmente cuando uno enfrenta momentos difíciles, es algo con lo que todos podemos relacionarnos.
Tu habilidad para capturar la complejidad de las relaciones humanas y transmitir emociones tan profundas es realmente admirable. Gracias por compartir este hermoso texto. Espero leer más de ellos en el futuro.
Lore
Me encantó ❤️