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Razón número 37: Mi obsesión con los cursos online
Para ponerlos en contexto, ya estamos hablando de principios de los 2010s, la revolución digital estaba llevando a los usuarios a explotar el máximo potencial de sus computadoras y yo no podía quedarme atrás. Fue entonces que descubrí las plataformas de aprendizaje online. Era la opción perfecta para mí, ahora podía aprender de manera económica y práctica, tenía la posibilidad de tomar mis clases en cualquier horario y a mi ritmo. Lo más importante del asunto era que con el aprendizaje online era capaz de aprender lo que necesitaba a medida que lo necesitaba. La tecnología me había abierto un…
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Razón número 36: Mi obsesión por emprender y aprender
La primera tiene una explicación bastante sencilla (y hasta un tanto obvia): Emprender fue la única opción que me quedó al salir de la facultad. Las empresas preferían tomar personal joven y ni le prestaban atención a mi currículum que destilaba experiencia. Tenía muy pocas oportunidades laborales y con más de veinticinco años, las personas me decían que ya estaba viejo para emprender. Sin embargo, no les hice caso y en cambio, me propuse a demostrarle a los ignorantes que me habían despreciado por ser mayor que podía hacer todas aquellas cosas que ellos creían que no era capaz por…
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Razón número 35: Mi primer libro
Una vez que finalmente acabó lo de clic luego de la muerte de papá, tuve que plantearmehacia dónde dirigiría mi vida ahora, sobre todo en el ámbito laboral. La pensión de mamá noera suficiente para poder vivir, así que profundicé viejos conocimientos de la escuela y mevolví carpintero. En poco tiempo, logré volverme muy hábil y amueblé la casa entera conmis creaciones. No obstante, deseaba ir un poco más allá.Me parecía interesante la posibilidad de generar ingresos que no dependieran de queestuviera trabajando activamente para obtenerlos. Algo que me permitiera retirarme a loscuarenta y pico y dedicarme a seguir descubriendo…
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Razón número 34: La muerte de papá
Después de que Clic cerró, papá empezó con nuevos problemas de salud. Los médicos no sabían qué diagnóstico dar y tuvimos que pelear con la obra social y la clínica para que lo internaran, nos rechazaron seis veces, hasta que acabé amenazando con caerles con todo el peso de la ley. Mamá lo cuidaba en el sanatorio y se turnaba con mi hermana en tanto que yo seguía reparando computadoras a domicilio, de algo había que vivir. Sin embargo, ahora había otros que hacían lo mismo y con precios mucho más baratos (y así se las arreglaban de mal que…
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Razón número 33: Mi obsesión con la repostería
Informes de mi madre aseguran que mi amor por la repostería se remonta a tiempos lejanos en los que yo apenas era un niño de seis o siete años que se ofrecía a ayudarla a hacer los bizcochuelos para la merienda. Mi hermana huía de la cocina (siempre dijo que cuando fuera mayor tendría sirvienta y cocinera, spoiler: Nunca pasó) y yo me quedaba porque no había nada más placentero y delicioso que chupar las cucharas y pasarle el dedo y la lengua al bowl de mezcla hasta dejarlo brillante. De grande volví a inmiscuirme en el mundo de la…
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Razón número 32: Clic
En la época en la que nació mi pequeña empresa no abundaban las personas que se dedicaran a reparar computadoras, el auge informático todavía no había llegado del todo. Al principio estaba yo solo, yo era quien atendía las llamadas y yo era quien iba a hacer los arreglos a domicilio. Sin embargo, cuando la gente solicitaba mis servicios, hablaba de mí en tercera persona. La explicación es bastante sencilla, el truco está en escudarse detrás de una máscara de empresa y una empresa es más seria cuando está compuesta por muchas personas. Si había quejas por algún trabajo mal…
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Razón número 31: Mi regreso al mundo laboral
Con el tiempo, cuidar de papá se convirtió en nuestra rutina, pero alguien tenía que traer el pan a casa, por lo que después de dejar la universidad, empecé a buscar empleo. Probé en muchos lugares empapelando escritorios con mis ostentosos conocimientos y habilidades. Cualquiera pensaría que no dudaron ni un instante en tomarme, sin embargo, la verdad es que nadie contrata a una persona con un currículum vitae como el mío. Generalmente nadie cree que se puede ser capaz de saber tantas cosas (y les juro que no es ego, solo es obsesión por aprender). Bajé los brazos luego…
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Razón número 30: La enfermedad de papá
Era una noche cualquiera, papá se veía y sentía bien, cenó gustoso y se fue a acostar como siempre para ver algo de televisión antes de dormir. Sucedió en el momento en que se quiso levantar para ir al baño y el lado izquierdo del cuerpo no le respondió, mamá me llamó a los gritos. Entre los dos lo ayudamos a levantarse y llamamos una ambulancia. Estuvo varios días en el hospital hasta que lo aprobaron para que empezara con la rehabilitación y finalmente le dieron el alta. Volvió a casa con medio cuerpo paralizado, migraña permanente y náuseas. Mamá…
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Razón número 29: Una vieja pasión
Por un tiempo solo fui el que se encargaba de documentar cada encuentro familiar, cada fiesta, cada cumpleaños y fue recién cuando comencé la facultad que me regalaron mi primera cámara. Una vieja pasión había vuelto a reavivarse en mi pecho luego de tantos años de abrumadoras desilusiones académicas. Sin embargo, el mundo aún solo parecía esperar que los fotografiados salieran bonitos junto al cumplañero y la torta, así que continúe llenando mi “portafolio” con imágenes de la familia y cosas así. La universidad se había vuelto decepcionante, el mundo se había vuelto decepcionante y el único camino que veía…
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Razón número 28: Mis caminatas existenciales
Mis caminatas de largas distancias (inhumanas para algunos) eran una manifestación de una necesidad de un viaje de autodescubrimiento. Qué puedo decir, no tenía suficiente dinero para ir a la India o hacer un peregrinaje. Tenía que aprender a quererme y aceptarme. El rechazo por el sujeto del espejo había llegado tan lejos que ahora usaba lentes. “¿Qué es lo que no quieres ver?”, leí alguna vez en uno de mis tantos libros. “A ti”, le había respondido a mi reflejo, “A ti”, durante años. No obstante, no fue la única causa. La facultad también tenía mucho arte y parte…