Razón número 36: Mi obsesión por emprender y aprender
La primera tiene una explicación bastante sencilla (y hasta un tanto obvia): Emprender fue la única opción que me quedó al salir de la facultad. Las empresas preferían tomar personal joven y ni le prestaban atención a mi currículum que destilaba experiencia. Tenía muy pocas oportunidades laborales y con más de veinticinco años, las personas me decían que ya estaba viejo para emprender. Sin embargo, no les hice caso y en cambio, me propuse a demostrarle a los ignorantes que me habían despreciado por ser mayor que podía hacer todas aquellas cosas que ellos creían que no era capaz por mi edad. Hasta ese entonces había fracasado en varias ocasiones, pero no sin que mis proyectos volaran por un tiempo y hasta casi tocaran el cielo.
La segunda se trató de una causa consecuencia: Para emprender hay que aprender todo aquello que no está directamente relacionado a la base de tu emprendimiento. Sí, sé que parece no tener sentido, así que permítanme que los ilumine. Por ejemplo, cuando fabricaba los muebles en la carpintería, necesité los conocimientos sobre marketing y publicidad para que mis productos llegaran al público; economía y administración para asegurarme de que el proyecto generara ganancias y no pérdidas, poder manejar los costos; logística en los casos en los que debía ingeniárselas para entregar los productos a domicilio; cómo hacer una página web y diseñar el logo que represente tu marca, entre muchos otros.
La necesidad de esos saberes tan extensos fue lo que me llevó al aprendizaje online.
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