Razón número 44: La pandemia
Una vez que me adentré en lo profundo del arte de la fotografía y que finalmente se acabó Liberty, decidí que me mudaría al sur del país. Intentar cosas nuevas en un lugar nuevo. Tenía dos ideas en mente: la primera, quería desarrollar una línea de fotografía a través de bancos de imágenes y la segunda, crear un portafolio de botellas de vino y platillos del lugar. El sur era rico en viñedos y bodegas y además había una muy buena cultura gastronómica. Aunque no lo crean, curiosamente los fotógrafos de botellas son muy solicitados. Y como broche de oro, el equipo fotográfico era mucho más económico en el sur.
Estaba convencido de que era el plan que más apuntaba a mis expectativas, ya tenía los bolsos casi listos y fue entonces cuando se desató la pandemia y nos encerraron a todos. Por suerte la solución para invertir mi tiempo no me fue muy difícil de encontrar: seguiría mejorando mis habilidades. Durante la cuarentena me sumergí en plataformas educativas online y continué capacitándome y mejorando. Si me lo preguntan, no me acuerdo de cuántos cursos hice, en serio. Lo único que sé es que mis planes de irme lejos no llegaron a buen puerto y acabé quedándome aquí. En una de sus tantas visitas mi hermana me consoló diciendo “Por algo no tenías que irte”, y yo pensé: “¿Una pandemia? ¿De verdad hacía falta tanto?”.
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